Afgnistán Revive el Principio de la Autodeterminación
como Derecho de todas las Naciones
Bajo cualquier circunstancia o justificación, ningún país, puede invadir o inmiscuirse en los asuntos internos de una nación, aun, en circunstancias en que la lucha por “la libertad y la democracia” contra una potencia extranjera o contra la barbarie de un régimen antidemocrático y dictatorial, pueda ser justificadas para enviar tropas o inmiscuirse en los asuntos internos de la nación sojuzgada sin violentar el derecho democrático de la autodeterminación de las naciones y denominarse imperialista.
La clase obrera internacional y los pobres del mundo no pueden ser cajas de resonancia de la propaganda negra del sistema capitalista mundial contra las diferentes expresiones culturales, étnicas y religiosas de los pueblos y naciones que se atreven a defender su independencia y autonomía frente a cualquier potencia imperialista que a nombre de la “democracia y la libertad” huelle suelo extranjero.
¿Con cuál autoridad moral, el mundo occidental se atreve a condenar las leyes y costumbres que rigen la vida espiritual y material de los grupos islámicos que defienden valerosamente el territorio afgano? ¿Acaso, no es el sistema capitalista en decadencia, que incapaz de resolver las necesidades básicas del “mundo civilizado” socava la unidad nacional y la identidad de los pueblos para someterlos al subdesarrollo y facilitar la opresión y la explotación de sus recursos naturales? ¿Acaso, no es el mundo civilizado de la burguesía que mercantiliza la dignidad humana, institucionaliza la prostitución de la mujer como una actividad laboral normal y sostiene su pestilente Estado burgués con actividades delincuenciales? ¿Acaso no han sido los imperialistas de Inglaterra, los Estados Unidos y el socialimperialismo soviético los culpables de la pobreza y de la permanente situación de guerra en Afganistán? El pueblo afgano ha pasado toda su vida defendiéndose de las agresiones de los opresores extranjeros: Inglaterra la potencia que culminó primero el ciclo del capitalismo concurrencial para empezar a descender por la azarosa cuesta del capitalismo monopolista, desde su fortín imperial indio pretendió someter a Afganistán, estrellándose tres veces con la defensa valerosa de los habitantes de la tierra de los Pastunes. El imperio ruso de la dinastía de los Romanov sacó los ejércitos de su frontera y atravesó los territorios ocupados en Asia para transarse en el gran juego imperial por la supremacía de Asia central poseedora de ingentes riquezas naturales y buscar salida al océano índico como estrategia económica política y militar.
La expansión colonialista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX por parte de las potencias europeas y Japón forzó el reparto de las colonias conquistadas, solo Gran Bretaña ocupaba la cuarta parte de la población y la quinta parte de la tierra emergida del planeta ubicadas en África, Asia, América y Europa, esto representaba un apetitoso mercado para los excedentes de mercancías y capitales, también fuentes de obtención de materias primas necesarias para saciar las necesidades propias del mismo desarrollo capitalista que conlleva inexorablemente al monopolio.
Esta conversión, del capitalismo floreciente y de libre competencia al capitalismo monopolista, lo fuerza a invadir naciones y a oprimir pueblos generando inevitablemente de un lado guerras interimperialistas, injustas desde luego, por el reparto de las colonias y zonas de influencia y, de otro lado guerras justas por la liberación nacional de los pueblos oprimidos y, el surgimiento de condiciones propicias para el desarrollo y agudización de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, que obliga a este último, a cumplir con el deber de ponerse al frente del cambio indefectible del poder de la burguesía por el poder de los obreros, llega el momento de luchar por el establecimiento de una nueva era social en el mundo, el socialismo. En consecuencia, de estos cambios surgidos de la lucha de clases en el mundo, la primera guerra mundial (1914- 1918) y la revolución socialista de 1917 en la Rusia de Lenin.
La URSS de los nuevos zares, liderada por Kruschev, Brezhnev prosiguiendo con las andanzas imperiales de los Romanov traspasan las fronteras de Afganistán en 1978 con la complicidad de los gobiernos fletados de Taraki y Amin que facilitaron la entrada a Afganistán de tropas, asesores militares y agentes de la KGB para la toma definitiva de Kabul en diciembre de 1979 estableciendo por la fuerza el régimen prosoviético de Karmal. Desde luego, se dio inicio nuevamente a un movimiento de resistencia nacional encabezada por los muyahidines. El pueblo afgano se vio forzado de nuevo a soltar sus azadas y empuñar los fusiles para enfrentar a este otro agresor extranjero. Esta guerra de liberación nacional del pueblo afgano recibió la simpatía y el apoyo del mundo entero y terminó a los 10 años con una vergonzosa derrota rusa, similar a la sufrida en Vietnam por el imperialismo norteamericano ().
Después de la muerte de Stalin, Nikita Kruschev y su camarilla de renegados del marxismo suplantaron el socialismo de Lenin por el socialimperialismo, e iniciaron su competencia hegemonista y expansionista con los Estados Unidos por el control del mundo, invadieron a Hungría, Checoslovaquia, Angola, ocuparon a Kampuchea y Laos a través de sus marionetas vietnamitas, y en 1978 invadió a Afganistán. En el caso de Angola equipan, arman, transportan y financian mercenarios cubanos. Cuba, emblema del movimiento independentista en América pasó a ser el espolón de proa de las máquinas de guerra del socialimperialismo soviético en el continente africano. Estas felonías a nombre del socialismo fueron ejecutadas por los revisionistas rusos encabezados por Kruschev sin importarles el derecho a la autodeterminación de las naciones defendido por los maestros del proletariado mundial.
Los Estados Unidos y sus aliados sacan provecho de esta sin salida de la URSS, brindando ayuda económica y militar a los rebeldes afganos, EU convierte esta guerra de liberación nacional de Afganistán en parte de la guerra fría entre occidente y el sociaimperialismo soviético por la supremacía mundial. –Aunque Teng Sia Ping en 1981, ya había tomado el poder en China provocando la dimisión de Hua Quo Feng; la apetencia del nuevo régimen chino por mercados y materias primas no aparecía todavía en el escenario mundial–. El perdedor era Rusia y el ganador era Estados Unidos y sus aliados. El pueblo afgano puso su territorio, el valor ancestral por la libertad y el alto precio que hay que pagar por la independencia–. Afganistán quedaba inmersa en graves conflictos étnicos y tribales azuzados y aprovechados por EU y sus aliados de la OTAN para el lucrativo negocio de la venta de armas y recuperar los 2,26 trillones de dólares invertidos en la guerra. En nombre de la libertad y la democracia, los Estados Unidos instalaron un gobierno fantoche y corrupto para facilitar sus pretensiones. Afganistán, a pesar del espíritu guerrero de su pueblo y el triunfo de la guerra seguía siendo escenario de desolación y pobreza y una tierra de conflictos tribales. Fueron 20 años más de opresión y explotación suficientes para aniquilar por completo la atrasada economía nacional, y, suficientes para convertir este territorio de campesinos y pastores, de costumbres religiosas y culturales ancestrales en tierra de saqueo de recursos naturales (minerales de tierras raras) y en el principal productor de opio, satisfaciendo así el apetito insaciable de los filibusteros del capital internacional involucrados en la guerra. La tierra de los pastunes fue convertida en el escenario de la tercera guerra del opio, y en un mercado lucrativo de armas que benefició al gran complejo militar industrial norteamericano.
“Divide y reinarás”. Azuzan las contradicciones étnicas, religiosas tribales y políticas, condenan la violación de los derechos humanos y los excesos de los gobernantes nativos, se arrogan el papel de gendarmes de “la libertad y la democracia”, y, hasta blanden por los aires las resoluciones burguesas sobre el derecho a la “autodeterminación de las naciones” aprobado en conferencias de las instancias imperialistas como la ONU para invadir e intervenir militarmente los “cerriles” territorios del mundo “incivilizado” poseedor de ingentes riquezas naturales. Entonces, ¿con qué moral el mundo “civilizado” de occidente condena la cultura islámica? ¿O, se trata de una retaliación propagandística por las derrotas vergonzosas propinadas por los afganos a los diferentes imperialistas que se han atrevido a hollar su territorio y refrendar ante el mundo que el imperialismo es un “tigre de papel”? –Afganistán ha sido en la historia el “puente quiebrapatas” de los imperios–
Los imperialistas en ocasiones se valen de la fuerza, si es necesario; pero, hay veces que se valen de la traición y la venalidad de los lacayos, extraídos de las clases privilegiadas o grupos sociales dominantes en las colonias y neocolonias para establecer “democráticamente” gobiernos títeres y saquear con menos costos políticos y económicos los recursos naturales y poder llevar a cabo sus actividades imperialistas.
Son los Estados “civilizados” de occidente amparados en sus constituciones neoliberales y la “democracia” quienes bajo el esquema de la “república moderna” institucionalizan su cultura burguesa e implementan toda clase de prácticas aberrantes para cambiar la psicología de la sociedad, alienar el pensamiento, principalmente de los jóvenes a través de la drogadicción, el arte, la música y toda su cultura imperialista y, condenar al ostracismo las costumbres y la cultura nacionales, para poder con mayor facilidad someter a los pueblos, saquear los ingentes recursos de los países pobres, y convertir los verdaderos derechos en negocios, como es el caso en Colombia de la salud y la educación. El mundo “moderno” remoza sus constituciones invocando el “Estado social de derecho”, establecen derechos espurios como el “libre desarrollo de la personalidad” para alienar el pensamiento de las nuevas generaciones y desviar el objetivo de la resistencia civil del cauce de la lucha de clases.
En los países pobres, aparte del abaratamiento de la mano de obra y el saqueo inmisericorde de los recursos naturales que conducen al empobrecimiento de la población, el imperialismo condiciona a la pérdida de identidad y de valores tradicionales a las masas de las naciones colonizadas e implementan la psicología de los colonizadores, como es el caso de América. Sin embargo, en algunos países de Asia y de África, como Afganistán, por ejemplo, los imperialistas azuzan las diferencias nacionales, (étnicas, tribales y religiosas) para socavar la unidad y el potencial de resistencia de los pueblos. Impiden de hecho la constitución de un Estado unificado, que pueda preservar la independencia política, la soberanía económica, su territorio y su identidad cultural, condiciones inherentes al derecho a la autodeterminación de las naciones. –Aplican la política de azuzamiento, “divide e impera”–.
Ahora, el mismo atraso y subdesarrollo a los que ha sido sometido Afganistán en toda su historia por los diferentes imperialismos, su economía basada en el asistencialismo, la producción de opio, la explotación de sus recursos naturales por parte de los opulentos capitalistas de las potencias imperialistas, más la división nacional propiciada por parte de los enemigo alógenos dificultan no solo el desarrollo de sus fuerzas productivas, sino, el surgimiento de una clase obrera políticamente clara, consciente de sus intereses de clase y lo suficientemente fuerte para unir al campesinado y al pueblo afgano en la tarea democrática y nacional de preservar su liberación frente a cualquier potencia extranjera y, ponerse al frente de la construcción de un Estado independiente políticamente que garantice con sus propios esfuerzos aprovechar los ingentes recursos naturales, y su estratégica posición geográfica para el desarrollo económico nacional.
Sobre la cuestión religiosa, como comunistas nos guiamos por los conceptos marxistas sobre la religión, y nos inclinamos por buscar la verdad basados en las leyes naturales y la ciencia; no obstante, como comunistas, apoyamos la lucha antimperialista del pueblo afgano y de todos los pueblos del mundo que luchan por su independencia nacional sin importar sus costumbres, su idioma, su raza o sus creencias religiosas. Llamamos a los obreros de los países opresores a luchar por la liberación y la independencia de los pueblos oprimidos por sus propias naciones. “Un pueblo que oprima otro pueblo no puede ser libre”.
En resumen, la autodeterminación de las naciones como derecho democrático burgués depende de que cada nación construya y mantenga su propio Estado, que defina la política y su economía sin intromisión extranjera, condición imprescindible para el mismo desarrollo capitalista nacional. Es así, como se define de manera precisa y concreta el derecho de las naciones a la autodeterminación, y no esgrimiendo hipócritamente conceptos jurídicos de las mismas instancias imperialistas. La clase obrera internacional y los revolucionarios del mundo debemos basarnos en el principio del derecho internacional de las naciones desde su interpretación Marxista, es decir desde el punto de vista de la lucha de clases. No sustentamos nuestra posición en los conceptos jurídicos emanados en las resoluciones de las instancias jurídicas de la misma burguesía ni en los análisis sesgados por los intereses de clase de los medios de información y de los analistas políticos de las clases dominantes.
Ahora, el marxismo nos exige que, para analizar cualquier problema social, se le encuadre en un marco histórico determinado, y se tenga en cuenta las particularidades concretas que distinguen a cada país de los otros en una misma época histórica de acuerdo al país que se trate, es decir un programa nacional para un país determinado-
Es necesario distinguir estrictamente dos épocas del capitalismo diferentes. Por una parte, es la época de la derrota del feudalismo y el absolutismo, la época del florecimiento del capitalismo de la libre competencia y la constitución de la sociedad democrática burguesa que reclama la vigencia al derecho de la autodeterminación de las naciones para el mismo desarrollo del capitalismo. Por otra parte, la fase superior del capitalismo, el imperialismo, cuando el capitalismo y la burguesía acusa su decadencia, la concentración de capital da origen a grandes monopolios y la libre competencia se transforma en su contrario, surge el capital financiero y el poder de la oligarquía financiera, la fusión del gran capital monopolista industrial y el capital financiero agudiza la etapa terminal del capitalismo en su fase imperialista.
El capitalismo ya no era el sistema económico que agrupaba los pueblos armónicamente en naciones bajo los emblemas de los derechos democráticos de la revolución burguesa. “O se disemina por el mundo restaurando el sistema colonial o se asfixia”. Surgen contradicciones insoldables entre el capital no monopolista y la gran burguesía monopolista. El reparto del mundo entre las potencias da orígen también a las guerras interimperialistas, Esa carrera colonial sin más reglas que la necesidad de expandirse dependiendo de su desarrollo capitalista dió origen a la primera guerra imperialista, (1914–1918). Es una guerra por el reparto de las colonias que le impusieron al mundo las grandes potencias capitalistas de la época.
Después de la marcha conjunta, de los primeros contingentes de obreros con la burguesía revolucionaria en el histórico destino de sepultar la monarquía y la propiedad feudal sobre los medios de producción, precedida de un desarrollo de las fuerzas productivas, el mundo entra en una época de guerras y revoluciones. Guerras de liberación nacional de los pueblos contra los opresores extranjeros, y guerras interimperialistas entre los filibusteros imperialistas por el reparto de las colonias. Se da inicio a la lucha por un nuevo orden social, el socialismo, la socialización de los medios de producción a cargo del proletariado mundial inaugurada con la revolución Bolchivique de 1917 en la Rusia de Lenin y Stalin, 46 años después del intento trunco de la Comuna De París, seguida por la revolución democrática burguesa e instauración de la república popular de la China de Mao después de la segunda guerra imperialista, y las subsiguientes revoluciones de independencia nacional en Asia, África y América. El imperialismo en su fase imperialista se convierte en el preludio del socialismo. Cobra vigencia la consigna lapidaria de Marx, “proletarios de todos los países uníos”. –Nace el mundo socialista.
Cambian las condiciones de la lucha de clases del proletariado, más no los principios de clase del proletariado: Tan pronto el proletariado adquirió conciencia de clase y se pertrechó del marxismo, lucha por principios para erradicar de la tierra la explotación del hombre por el hombre, por su emancipación de clase y el derrocamiento de la burguesía poseedora de los medios de producción; pero, una cosa era hacerlo cuando el florecimiento del capitalismo y la prevalencia del libre cambio, y otra cosa era hacerlo cuando el capitalismo llegó a su fase imperialista y acusó su decadencia. Se pone al orden del día en el mundo la revolución socialista en los países desarrollados, y la revolución democrática burguesa de nuevo tipo en los países llamados por Mao Tse Tung del tercer mundo.
Teniendo en cuenta, el momento histórico en que está el mundo y las condiciones de la situación concreta de la lucha de clases en cada país, podemos hacer un análisis preciso y sacar unas conclusiones que nos permitan definir qué ha pasado y cuál es la situación de Afganistán. Recordemos que Colombia forma parte con Afganistán del grupo de países del tercer mundo ubicados en Asia, África, Oceanía y América que sufren y han sufrido las consecuencias de la colonización y neocolonización por parte de las potencias imperialistas. Solo si nos detenemos a hacer un análisis de la lucha de clases en cada país, nos podremos dar cuenta de lo que ha pasado y seguirá pasando a pesar de los diferentes episodios sociales planteados en diferentes escenarios propios del mismo desarrollo de la lucha de clases. Surge una pregunta clave, ¿será que existe un partido proletario, tanto en Colombia como en Afganistán pertrechado de un programa nacional y democrático que una a los campesinos y al resto de la población para librar a cabalidad la liberación nacional y preservarla?
Ahora miremos la situación frente a la China del presidente Xi Jinping, del “socialismo para una nueva era”, que no es otra cosa que la liberalización y apertura de la economía socialista o restablecimiento del capitalismo en la China de Mao.
Xi Jinping hijo de Xi Zhongxun, renegado perteneciente a la cáfila de oportunistas de derecha infiltrados en el partido comunista seguidores de Po Yi Po, Liu Shao Chi y Teng Siao Ping, expulsados del partido y de sus cargos por oponerse al proceso de transformación de la economía capitalista en economía socialista, a la colectivización de la tierra y los medios de producción en el campo en manos de las masas trabajadoras a través de las cooperativas basadas en la propiedad privada bajo la conducción del Estado proletario, defender la ideología burguesa dentro y fuera del partido, sabotear los planes quinquenales para la modernización, el desarrollo y socialización de la economía planteados por el presidente Mao. Se opusieron y sabotearon la etapa de transición del Estado de nueva democracia en el futuro Estado socialista encargado de realizar la colectivización de la economía individual y consolidar la hegemonía del proletariado en el poder estatal, boicotearon la revolución cultural que apuntaba a cambiar la vieja educación del pueblo y formar cuadros comunistas capaces de defender la transformación socialista en todos los aspectos de la vida de las masas trabajadoras.
Estos oportunistas de derecha, encabezados por Teng Siao Ping, indultados y rehabilitados dos veces después de haber pedido perdón y se comprometieran a seguir adelante con la política de Mao fueron vinculados al partido y a los cargos en el Estado. La rehabilitación y el perdón de estos ladinos oportunistas condujo al golpe artero que depuso a Jua kuo Feng, sucesor encomendado por Mao para ocupar los cargos de dirección del Estado socialista y del partido comunista después de su muerte, en consecuencia, el restablecimiento del capitalismo en China. Los acercamientos y visitas de Teng Siao Ping a Estados Unidos y a la URSS eran evidentes y tuvieron mucho que ver con el golpe de Estado propiciado al sucesor de Mao.
Jua Kuo Feng, recogiendo la herencia de Mao se comprometió con el legado de nunca ser una superpotencia, ni practicar la hegemonía ni el chovinismo de gran nación, respetar el derecho a la autodeterminación de las naciones, y en caso contrario “que nos endilguen el remoquete de socialimperialistas”
¿Cómo explicamos que China se haya convertido en tan corto tiempo en un país capitalista tan poderoso capaz de desestabilizar el mundo y azuzar la tercera guerra mundial por un nuevo orden mundial imperialista? Veamos:
1°- El socialismo representa una etapa de transición entre el viejo régimen capitalista y el comunismo. Es un interregno de luchas y contradicciones persistentes entre los restauradores del capitalismo y los abanderados del comunismo y, es un largo y gradual proceso de transformación de la propiedad individual sobre los medios de producción en propiedad colectiva de éstos dirigido y controlado por el Estado proletario.
2°-Subsiste la necesidad del Estado como instrumento de poder del proletariado sobre las viejas fuerzas reaccionarias de la burguesía existentes al interior de cada país y en el mundo tratando de restablecer el sistema capitalista.
3°-La continuación del proceso de transición del Estado de Nueva Democracia, dirigido por la alianza obrero campesina, e integrado por todas las clases que sirvieron a la revolución de liberación nacional en un Estado proletario, se vuelve indispensable para definir el carácter de clase del nuevo Estado, objetivo estratégico irreconciliable en la lucha entre la burguesía y el proletariado por el poder.
4°-La concentración de la gran producción capitalista, del sistema financiero y el comercio en el nuevo Estado de todas las clases revolucionarias dirigido por la clase obrera, y la colectivización gradual de la economía, implica el paso obligado de transformar el Estado de nueva democracia en un Estado socialista, o establecimiento de la dictadura del proletariado.
5°- El nuevo Estado proletario tiene la misión indelegable de promover y dirigir el desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia y la investigación y encausarlas al servicio del pueblo, resolver todas las necesidades insatisfechas y devolver los derechos violentados por el viejo régimen burgués terrateniente a las masas trabajadoras, e imponer su poder en la defensa y preservación de la dictadura del proletariado hasta la abolición definitiva de las clases sociales en el mundo.
El gran timonel, el presidente Mao logró sacar triunfante a la nación China en la guerra antimperialista contra el Japón, conformar un frente único antimperialista basado en la alianza obrero campesina, y organizar el gran Ejército Rojo para derrotar al gobierno de Chiang Kai Shek y expulsar el imperialismo norteamericano de China e instaurar un gobierno democrático dirigido por la alianza obrero campesina y construir el socialismo. Educó al pueblo chino en una disciplina proletaria bajo la orientación del partido comunista. En 27 años, desde el triunfo de la revolución hasta su muerte, transformó un país atrasado y semifeudal en una gran nación socialista, fuerte económica y militarmente para constituirse en el bastión del socialismo en el mundo, obra que trató de continuar su sucesor Jua Kuo feng; pero, el rehabilitado y perdonado Teng Siao Ping y su camarilla de oportunistas de derecha en complicidad con la burguesía internacional cambió el rumbo del país más poblado y próspero de la tierra y lo alineó al lado del imperialismo norteamericano y el socialimperialismo ruso cambiando la correlación de fuerzas en el mundo.
El poder del capital, privado concentrado en el Estado, la liberalización de la gran economía socialista y del capital financiero, la reaparición de la gran propiedad privada, la disciplina y el espíritu trabajador de los obreros y el pueblo redireccionados hacia la vieja economía de mercado y la explotación asalariada, más todo el desarrollo de la industria pesada y la ciencia en manos del Estado catapultó a la China fácilmente a un remozado sistema capitalista muy por encima de las potencias capitalistas en decadencia. Es así, como se explica cómo un país como China, se convierte en tan poco tiempo en uno de los países capitalistas integrantes del FMI y de la OMC más poderosos del planeta por encima de los imperialistas de occidente. Necesitado de materias primas y de mercados para sostener la avidez de su gran producción y darle salida a sus mercancías y capitales no le queda otro camino que entrar abiertamente en la disputa por el control económico militar del mundo, de lo contrario se asfixia. Esto implica batirse a muerte con los viejos imperialistas que no quieren perder sus territorios y que no tienen más salida que defenderlos. Esta situación ineludible conduce a los unos y a los otros a una tercera guerra imperialista por un nuevo reparto del mundo.
Un país que a nombre del socialismo, forma parte de los organismos rectores de las finanzas del mundo, que sus bancos financian obras de infraestructura, ferrocarriles, puertos, carreteras, aeropuertos en África y Asia con préstamos onerosos condicionados a la explotación de tierras cultivables, de materias primas, recursos naturales y mercados, instalación de bases militares como en Yibuti, cuerno de África, maniobras militares conjuntas con Rusia e Irán en el golfo pérsico, operaciones militares con Cuba y Rusia en la frontera colombo venezolana tiene que llamarse socialimperialista. Los ferrocarriles chinos llevan la colonización, el saqueo y la opresión de un nuevo imperialismo mucho más voraz a los países pobres de África y Asia poseedores de grandes riquezas naturales; es más, podríamos decir sin temor a equivocarnos que la inteligencia artificial implementada por los monopolios de la informática de china conduce a un nuevo tipo de esclavización moderna del mundo.
Los traidores del socialismo en la China aprovecharon los cimientos socialistas construidos por Mao para sostener su poder expansionista por el control económico y militar del mundo. De fortaleza del tercer mundo, la China socialista de Mao, pasa a formar parte de los poderosos imperialistas del primer mundo. Esta traición de Teng Siao Ping en la China de Mao, al igual que la de Nikita Kruschet en la Rusia de Lenin y Stalin involucionó el mundo socialista al mundo capitalista por lo menos en una centuria de años. Sin embargo, el capitalismo acusó su decadencia hace más de un siglo, así la china del nuevo emperador Xi jinping quiera repetir las hazañas del almirante Zheng He y atenace al mundo con sus convoyes cargados de capitales y mercancías, su futuro no será promisorio y se enfrentará indefectiblemente con las otras potencias imperialistas en la tercera guerra mundial. –Los trenes chinos no tienen a donde ir–. La ruta de la seda, como está trazada y concebida por el nuevo emperador chino Xi Jinping, lo conducirán a él y a su socio ruso, teniendo en cuenta el chovinismo imperial de ambos, a traspasar las fronteras y atenazar económica y militarmente a Europa, Asia, África, agudizando inevitablemente el antagonismo de las ya maltrechas relaciones interimperialistas mantenidas en medio de la guerra fría, también despertará la lucha de los países pobres por la independencia de liberación nacional y obligará a aparecer en la escena a los obreros de Rusia y China para alinear nuevamente estos dos gigantes en el campo socialista bajo la consigna marxista de “proletarios del mundo, uníos”. La tarea de todo comunista en el mundo, es llamar a la clase obrera internacional a cerrar filas en torno al precepto marxista que: “Un pueblo no puede ser libre si oprime a otro pueblo”. El mundo tendrá que encauzarse ineludiblemente hacia el socialismo.
Todas las actividades del hombre incluyendo los derechos fundamentales se regirán por la lógica del negocio de los grandes magnates de la inteligencia artificial. La ciencia y la tecnología en manos de la burguesía financiera de oriente y occidente apunta a servir a los intereses de clase de los opulentos imperialistas y no a servir a la humanidad. Con la pandemia de la COVID 19, ¿cuántos estudiantes de los países pobres dejaron de estudiar por no poder acceder a una computadora o a las redes de la información en manos del capital internacional? Por la ruta de la seda transitarán los modernos trenes chinos transportando un nuevo sistema de colonización y de saqueo mucho más perverso. Por estos corredores económicos de la ruta de la seda que ataran al mundo a las pretensiones de los nuevos emperadores de las dinastías Ming y Ching, entraran las mercancías y capitales chinos haciendo quebrar las economías enclenques de los países débiles y, saldrán las ganancias, las materias primas y demás riquezas naturales producto de los tratados comerciales y de los créditos onerosos otorgados para la construcción de la moderna infraestructura por donde sale la riqueza al lugar de origen del capital financiero chino.
Este análisis, nos permitirá un gran debate, sobre ¿cuál será nuestra posición frente a la situación internacional?, partiendo de los acontecimientos del momento y de la historia del mundo contemporáneo, del desarrollo de la lucha de clases a nivel nacional e internacional para definir la naturaleza de la revolución nacional partiendo de la vigencia de la revolución socialista mundial, sobre la correlación de fuerzas a nivel internacional de acuerdo al desenlace de la tercera guerra mundial o su detención y la posición del proletariado frente a la guerra, sobre la vigencia de la política de los tres mundos planteada por Mao como estrategia del proletariado frente a la guerra y los cambios en la correlación de fuerzas. Nos ayuda a demostrar la necesidad de la lucha contra el reformismo y el oportunismo de derecha e izquierda encarnado en los grupos que a nombre de la izquierda participan en la campaña electoral actual en Colombia y sus respectivos candidatos. También nos sirve para entrar a definir los criterios para la reconstrucción del partido con los camaradas y amigos que se acerquen.
Bogotá, 28 octubre 2021
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